repartiendo papeo

jueves, octubre 19, 2006

Un nexo ineludible . Giorgio Vittadini


Un nexo ineludible
Giorgio Vittadini
(Por su importancia publicamos artículo del amigo Vitta publicado en www.paginasdigital.es)

Con la lección de Ratisbona, el Papa ha querido subrayar sobre todo una concepción de la razón como apertura a todas las dimensiones de lo humano. Un ejemplo significativo de tal concepción lo encontramos en la homilía del Pontífice el 10 de septiembre en Munich, donde afirmó que “para algunos, existe la idea de que los proyectos sociales se deben poner en marcha con la máxima urgencia, mientras que lo que respecta a Dios o a la fe católica es más particular y menos prioritario”.

Así ha afrontado Benedicto XVI la cuestión del dualismo entre el empeño social y la concepción del hombre (y por tanto, el anuncio cristiano), justificado, no sólo entre los laicos sino también entre muchos fieles y católicos, por la idea de que basta con realizar proyectos útiles, de forma neutral, sin poner demasiado énfasis en las razones por las que se hacen. Parece así que se puede hacer un bien desinteresado, respetando la identidad de cada uno, sin inculcar las propias convicciones.

Los que se empeñan en una actividad social, aunque sean cristianos, pasado un tiempo se cansan frente a la inmensidad de necesidades que afrontan con la ilusión de resolver. Y empiezan a pensar: “la caridad no sirve, nos falta la justicia”, identificando el contenido de su fe y de su empeño con una opción política.

De este modo, mientras hace 40 años, en un optimismo típico de aquellos años, se pensaba que bastaba el desarrollo económico y sistemas políticos mejores para vivir en concordia y paz, hoy descubrimos que se puede vivir con desarrollo económico y violaciones de los derechos humanos, que podemos instalar democracias “a la occidental”que llevan al poder a grupos terroristas y a regímenes populistas que, en nombre del pueblo, lo oprimen.

La intervención del Papa supera este dualismo porque, al afirmar el nexo inseparable entre la intervención social y la concepción del hombre, indica también el objetivo y el método de la acción social. Saber que todo hombre es nexo inseparable y personal con el infinito, hecho a imagen de Dios; descubrir en la propia experiencia cómo el corazón está constituido por una exigencia última de verdad, justicia, belleza, no relatividad; encontrar en la realidad aquello que corresponde a estas exigencias elementales; reconocer en la vida cotidiana la presencia de un Dios hecho hombre capaz de colmar el deseo de felicidad, muestra los límites de cualquier acción caritativa y exalta el mérito. Ningún proyecto social, ningún desarrollo económico, ninguna realización política pueden apagar esta sed de infinito que constituye al hombre.

Como ha dicho el propio Pontífice en Ratisbona, “lo que queda de los intentos por construir una ética partiendo de las reglas de la evolución o de la psicología o la sociología, es sencillamente insuficiente”. Quien no parte de una concepción razonable del hombre y pretende ser neutral acaba por cometer la peor de las violencias sobre el hombre porque no respeta su naturaleza y deja morir su empeño social. Los cristianos que separan la fe de las obras, antes o después, matan también sus obras.
Giorgio Vittadini es presidente de la Fundación para la Subsidiariedad
Posted on 10.18.2006 by Páginas Digital

miércoles, octubre 11, 2006

Excursión Sábado 7 octubre 2006 Inicio de Curso





¿Qué buscas? Es la pregunta que nos haría la realidad, si ésta pudiera hablar, al vernos cómo nos movemos día a día dentro de ella. Es una pregunta que se lanza al corazón que nadie jamás podrá censurar definitivamente. Es extraño que se nos lance una pregunta que no puede responder nada de las cosas, rostros y circunstancias que la generan. El roce, el mero roce con el mundo provoca inevitablemente, tal vez al final del día, un domingo por la tarde o metido en el coche en pleno atasco, esta pregunta.
Esta pregunta es el signo más claro del anhelo y el ansia continua del hombre de ir más allá, siempre más allá de lo que ya ha alcanzado. Sin embargo parece que esta búsqueda continua está condenada a toparse con lo finito y temporal: “Esto es lo que hay”.
En eso consiste la paradoja de la que estamos estructuralmente hechos: no podemos realizarnos, no podemos vivir lo real, lealmente, intensamente si continuamente salta una pregunta que no podemos satisfacer, que estructuralmente esta fuera de nuestro alcance. Una pregunta de infinito para un hombre contingente, finito. Qué paradoja. En la vida importa la familia, la salud, los amigos, el trabajo, el bienestar y siempre dentro salta este anhelo y deseo de algo más, del infinito. La tristeza que se produce en la relación con la persona que más se quiere, porque la relación no está cumplida, porque no soy capaz, porque ella no es capaz. La percepción del infinito, para un hombre que tenga sensibilidad, surge como melancolía. Esta percepción no nace de un fenómeno intelectual, sino que nace de un hambre, de una sed de cosas reales, finitas.


Esta ausencia se convierte en soledad, como una presencia mala que nos acompaña de la mañana a la noche. No podemos olvidarla, dejarla de lado. Aparece siempre. Este deseo, nostalgia o ausencia se presenta como una pesadilla a quien la censura, para quien se come una manzana y cree comerse el mundo. Es decir para quien la razón es su propia medida de las cosas. Para quien ha medido ya todo y no deja espacio al imprevisto.
Hay que encontrar como sea algo o alguien que nos conmueva de nuevo, que nos saque de la estupidez de una vida vuelta sobre sí misma, pensada y repensada hasta el hastío. Es cuestión de vida o muerte. Necesitamos de otro, encontrar un atractivo nuevo. La fe, este encuentro, no es por tanto una suerte que tienen algunos, sino el dinamismo que nos salva. Es una necesidad, porque comprendes que no puedes ser tu mismo sin ponerte en manos de otro. Por eso la vida es de los pobres porque si no lo necesitas no te das cuenta.

Esto es el anuncio que nos hace el cristianismo. Que Cristo, el Dios infinito, se ha hecho compañía cotidiana para el hombre. La Iglesia es esta gran amistad que seguimos como los apóstoles seguían a Jesús. “Yo estaré todos los días con vosotros hasta el fin del mundo”. Esta es el gran milagro de la caridad. Dios, el Infinito, responde a nuestro deseo de Infinito, acompañándonos cotidianamente, con discreción y ternura, en al camino de la vida. Porque la sorpresa de la vida no es querer, sino ser queridos así. Una caridad sin fin. Infinita. Sí. Yo estoy estructuralmente hecho del abrazo de Dios hecho carne a través de los rostros de los que lo aman. Esto es bocatas. Caridad sin fin.

lunes, octubre 02, 2006

bocatas

Una hipótesis para la vida
En una entrevista realizada al director de cine polaco Kristoff Zanussi dice: “Hoy se puede vivir como un niño hasta los cuarenta, pero vivimos en una sociedad tan rica que podemos no madurar (…) Vivimos como grandes ricos del siglo pasado: podemos viajar, hablar de alta cocina, comprar, leer, etc. En mi país, después de 15 años de comunismo, veo que somos más ricos, pero la conciencia no se ha desarrollado”.


Esta es una de las claves del mundo donde vivimos: difícilmente otras épocas de la historia se ha tenido acceso a tanta riqueza como ahora y, sin embargo, muchas veces, esto no se ha traducido en un crecimiento de la persona, más madurez, una conciencia más grande de lo que es la vida.
Esta paradoja se debe a la ausencia de una hipótesis de significado por la que se pueda asimilar toda la experiencia que uno tiene a lo largo de la vida. Ante tal ausencia, el criterio de selección es siempre lo natural, el propio gusto aprisionado en las modas del momento o la propia reacción e instintividad.
Para que esta riqueza del mundo moderno no acabe destruyéndonos o pasando como una apisonadora por encima, necesitamos un ideal al que se pueda tender continuamente que no sería sólo un punto de llegada, sino el puente entre el mundo y nuestro “yo”, un ideal que nos corrija la mirada bizca y estrecha que tantas veces tenemos. ¿Existe?

Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: “Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir” (Mc 12, 41-44)

Ciertamente, la mirada que tenía Jesús sobre el mundo es la que nos interesa, porque sólo así se es capaz de percibir la riqueza verdadera que nos construye. Nosotros en bocatas nos educamos a tener una mirada así, recuperando un gusto y una conmoción por la vida que no sólo los yonquis han perdido porque también nosotros, tantas veces, miramos y concebimos el mundo de manera equivocada.


bocatas
volamos

Inicio de curso 7 octubre


Se vive por amor a algo que está sucediendo ahora

Mail del 30-09-2006

¿Qué es lo más importante para nosotros? Para nosotros lo más importante es Cristo mismo..

Felicidades también a todos nosotros por el bocatas de ayer. Otra vez ocurrió. A pesar de nosotros, o de muchos de nosotros.

A la ida recordé a los que iban en el coche conmigo, que había estado con Chules días antes y que me había dicho la importancia de volver siempre al origen, como decía hasta el hastío Don Giuss, que había que volver al origen. Volver otra vez a preguntarse por qué voy a bocatas...y que les contaba esto porque lo creía muy importante, (especialmente teniendo en cuenta que uno de los que venía es mi primogénito) y porque era curioso que sin apenas enterarme ya había tenido yo que dar cuenta antes porque mi hija mediana Lourdes ya me lo había preguntado.

Lourdes, tiene diez años y siempre le llama poderosamente la atención dónde es ese sitio al que vamos los viernes, al que vienen Pepe y algunos amigos suyos y donde ya han ido sus dos hermanas mayores. Lógico, hay una curiosidad manifiesta por saber lo que es y un deseo claro de conocer. Es así que me pregunta qué es bocatas y qué vamos a hacer allí y yo, sin ahorrar ningún detalle a propósito de su fealdad le expliqué antes (hace como un par de meses) que era un sitio horrendo, uno de los sitios más horrendos de la civilización occidental, con Yonkies a los que les dábamos bocadillos y estábamos con ellos, etc. Ella me ve salir cada viernes con la guitarra... mi hija Lourdes, la de 10 años me había preguntado que cómo es posible que siendo el sitio más horrible del mundo fuéramos allí. Que por qué íbamos.

Ante esto tanto Chuvis de inmediato, como Carlos después, se sintieron en la necesidad de contarlo. Contar por qué venían, por qué se habían desplazado hasta donde yo vivo para, montándose en el coche, ir a uno de los sitios más horrendos del mundo occidental.
Finalmente me terminaron preguntando: ¿y tú, qué le has contestado a tu hija?

Ya en Bocatas no saqué la guitarra de primeras, hacía algo de frío y tampoco nadie me dijo de salida hola Pepe saca la guitarra. Así que paseé la vista por los alrededores de la furgo, vi a Ferron´s, Ali, etc y cuando me acerqué a la mesa le oí. José Luis estaba en la otra punta así que le llamé por su nombre. Estaba más flaco, pero era él. Hacía quince días o tres semanas que no se le veía por bocatas y le recordaba bien. Era la primera persona del otro lado de la barrera, como le dije a él, con la que hablaba. De hecho habíamos estado tocando juntos la guitarra y sobre todo, me había reconocido, como solo alguien en su situación puede reconocer y de hecho reconoce, que estaba solo... Total, que le abracé efusivo porque es cierto que había estado procurándolo estos bocatas pasados y me preguntaba qué le habría ocurrido. Me contó que habían pasado muchas cosas estos días, a lo que yo corroboré por mi parte y me contó que había estado unos días en el hospital en coma por una sobredosis. De hecho yo como he dicho, lo había notado ya un poco más flaco.

También le conté a él que mi hija, la mediana, porque ya sabe que tengo seis hijos etc, pues eso que la mediana me había preguntado que porqué íbamos a dar bocadillos y a tocar la guitarra y cantar al sitio más horrendo del mundo... Adelantándose me dijo claro, le habrás dado los motivos que tenéis de vuestro compromiso social con los más necesitados, le habrás dicho alguna respuesta relacionada con la religión de por qué hacéis esto, de vuestro compromiso como cristianos etc etc y siguió hablando... pero al rato me preguntó: ¿y qué le contestaste a tu hija?

Ayer como el otro día se quedó hasta el final. Cantó todo lo cantable, aplaudió y participó. Luego recogimos, nos despedimos y nos fuimos.

Voy a bocatas porque allí Cristo se hace presente y para mí eso es lo más importante que ha sucedido en mi vida.

Abraço
Pepe

Cuadro de William Congdon. Ego Sum.

Mail no publicado... (24-09-2006)


bocatas en la experiencia...

Hola: ayer murió mi tía Charo, la abuela de mis primos. Tenía 88 años y su vida podemos decir que ha sido plena: ha tenido 11 hijos, una familia que le ha querido mucho, y sobre todo, una fe grande. Sus hijos han recibido la fe de su madre, pero como les ha sucedido a tantos de su generación, esa educación cristiana se ha difuminado a lo largo de sus vidas, hasta prácticamente desaparecer. Como mucho, la han mantenido mientras sus hijos eran pequeños por eso de darles una educación cristiana, pero cuando han crecido al haber vivido la Iglesia como un mero formalismo lógicamente la han abandonado. Hoy era la misa, y yo pensaba que iba a ser en una iglesia, pero no, era en su casa de cuerpo presente. Estábamos todos: sus hijos y maridos/esposas, los hijos de éstos (mis primos) y algunos parientes un poco más lejanos como yo. Ha sido una misa bonita, porque eran hijos que querían a su madre (y no como en las típicas bodas que sólo falta sacarse el piti y ponerse a fumar), muy familiar. Yo observaba, y al mirarles uno a uno (a la mayoría les conozco bien) pensaba en sus vidas, en los años que llevan viviendo (gente de 45-55 años), unos han tenido la vida más fácil (aparentemente felices, vida cómoda), otros más jodida (separaciones, etc). Pero en definitiva, de una u otra forma, prácticamente todos han renunciado a Cristo, han renunciado al vértigo de preguntarse cada día qué hacemos aquí, de querer vivir con plenitud, ya que acomodados han descubierto que se sobrevive. Esto es lo que me venía a la cabeza al mirarles. Pero han hecho dos cantos: en la comunión y en la salida. Sublimes, de una belleza conmovedora. Os lo juro: su rostro y su expresión eran como una añoranza de querer volver a aferrar la promesa que encerraba la educación que les había dado su madre, y a la que un día renunciaron, y también sus hijos, porque aunque aparentemente de forma cristiana, no les podían educar en algo a lo que ellos habían renunciado hacía tiempo. Y yo pensaba: el día que muera mi madre no quiero que al mirarla en su lecho de muerte y pensar en las mil preguntas que me surgirán, me entre una añoranza por haber renunciado en vida a Cristo. Por eso pienso que hacer la salida de Bocatas merece la pena por esto: para afirmar de nuevo que en este lugar uno no renuncia al deseo que nunca es saciado. Un saludo